¡Este es un postre de grosella negra súper delicioso y facilísimo de preparar! Si sigues mi receta, te saldrá un dulce increíblemente esponjoso y ligero. No se parece en nada al malvavisco o la pastila que compras en la tienda (este postre no es tan empalagoso ni tan denso), ¡más bien es como una nubecita violeta! Y lo mejor de todo - se hace muy fácil y en solo media hora (el resto del tiempo solo tiene que reposar en la nevera). ¡Tienes que animarte a prepararlo, sobre todo si tienes grosellas frescas a mano!
Vierte la gelatina (10 gramos) en agua fría (50 ml), mezcla bien y deja que se hidrate durante 15 minutos.
Coloca las grosellas negras en la licuadora y bátelas hasta obtener un puré.
Luego, pasa la mezcla por un colador para separar las pieles y las semillas de grosella.
Coloca el puré de grosellas en un cazo, añade el azúcar, mezcla todo muy bien y ponlo a fuego lento.
Calienta el puré, removiendo de vez en cuando (pero sin dejar que llegue a hervir).
Cuando el puré esté caliente, retíralo del fuego y viértelo en un bol profundo. Agrega la gelatina hidratada y mezcla bien hasta que se disuelva por completo.
Luego, comienza a batir la mezcla con una batidora durante unos 10 minutos. Poco a poco, la mezcla se volverá más espesa y clara. Sigue batiendo hasta que la masa aumente su volumen aproximadamente 3 veces y adquiera una textura elástica y densa.
Transfiera la mezcla a un recipiente forrado con film transparente (así será mucho más fácil sacar el postre cuando esté listo). Extienda la mezcla de manera uniforme por todo el recipiente y llévela al refrigerador durante unas 2 horas.
Después de 2 horas (o más tarde), saca el postre del refrigerador. Debe haberse cuajado y estar firme.
Espolvorea la superficie de la mesa con un poco de fécula de maíz, coloca encima el malvavisco y retira el film plástico. También espolvorea fécula de maíz por encima del malvavisco para que no se te pegue a las manos.
Corta el postre en cubos y ¡a disfrutar! Puedes guardarlo en el refrigerador durante varios días.
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