Pastel de calabaza con ricotta — un delicioso postre otoñal, muy popular tanto en la cocina europea como en la americana. La combinación del puré de calabaza y la ricotta le da una textura ligera y cremosa. Las especias — canela, jengibre y nuez moscada — realzan el sabor natural de la calabaza. ¡Y lo mejor de todo es que este pastel no tiene muchas calorías, así que puedes disfrutarlo sin preocuparte por la figura!
Prepararlo te llevará aproximadamente 1,5-2 horas, incluyendo 50 minutos de horneado. Yo suelo cocinar la calabaza en el microondas — es mucho más rápido así. El pastel terminado se puede guardar en la nevera hasta 5 días.
Pela la calabaza, quítale las semillas y luego córtala en cubos grandes.
Coloca la calabaza picada en un bol, cúbrela con film transparente y llévala al microondas a máxima potencia durante 5 minutos.
Pasados 5 minutos, saca la calabaza, mézclala bien y vuelve a ponerla a calentar durante otros 5-7 minutos. Después de este tiempo, la calabaza debe estar lista y suave. Déjala enfriar a temperatura ambiente.
Mientras la calabaza se enfría, prepara una masa líquida a base de ricotta.
Coloca en un bol 250 gramos de queso ricotta (yo utilicé ricotta dura y granulada, no la cremosa, ya que mantiene mejor la forma durante el horneado). Añade 1 cucharada de yogur griego (70 gramos), 3 cucharadas de azúcar moreno (40 gramos) y 2 cucharaditas de azúcar avainillado o extracto de vainilla (6 gramos).
Luego agrega 1 huevo mediano entero, más 1 yema adicional. La yema le dará un sabor más intenso y una textura cremosa a tu masa.
Mezcla todo con un batidor de mano y, después de eso, añade 3 cucharadas de harina (35 gramos). Luego, bate toda la mezcla con una batidora de mano. Sigue mezclando hasta que la textura quede suave, cremosa y sin grumos.
A este punto, la calabaza ya debe estar fría. Tritúrala con una batidora de mano. Te quedará un puré de calabaza suave y cremoso, justo como en la foto.
Agrega al puré 3 cucharadas de azúcar moreno (50 gramos), 2 huevos y las especias: una cucharadita de canela molida, 1/4 de cucharadita de jengibre molido y una pizca de nuez moscada.
Mezcla todo muy bien con un batidor de mano.
Ahora hay que llevar el puré de calabaza a la misma consistencia que la masa de ricotta. Para esto, ve agregando poco a poco la harina y un poco de almidón de maíz. Yo utilicé 2/3 de taza de harina (75 gramos) y 2 cucharaditas de almidón. Puede que tú necesites un poco más o menos, dependiendo de lo húmedo que esté tu puré de calabaza.
El almidón de maíz es especialmente importante en la repostería, ya que ayuda a suavizar la textura y deja la miga tierna y aireada. También me gusta añadir un poco de ralladura de naranja — le da un sabor más profundo y aromático.
Mezcla hasta que el puré alcance la consistencia deseada.
Forra el molde para hornear con papel pergamino. En el centro del molde, ve colocando alternadamente primero 1,5 cucharadas de puré de calabaza y luego, justo encima, 1 cucharada de la masa de ricotta.
La masa se irá extendiendo poco a poco por el molde y te saldrán unas capas preciosas. Cuando termines con toda la masa, da unos golpecitos suaves con el molde sobre la mesa — así conseguirás que la masa se reparta de manera uniforme por todo el molde.
El paso final — haz un bonito diseño usando un palillo de madera (mira el video de abajo para ver claramente cómo se hace).
Coloca el molde en el horno precalentado a 170°C y hornea durante 40 - 50 minutos. Después, deja que el postre se enfríe directamente en el molde (aproximadamente 1 hora). Cuando ya esté frío, sácalo del molde, córtalo en porciones y sírvelo. ¡Que lo disfrutes!
Tamaño de la ración175 g
Porciones8
Calorías 230 kcal
Grasa total 7.5 g
Carbohidrato total 32 g
Proteína 10 g
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