La panna cotta de matcha es un postre ligero y tierno con un sutil sabor a té verde. Es la combinación perfecta entre la cremosa panna cotta y el agradable amargor del matcha. ¡Pruébelo! Es ideal para una merienda o una cena festiva. Además, la receta es muy sencilla y el resultado te impresionará a ti y a tus invitados. Sólo tiene que prestar especial atención a la elección del matcha: utilice un polvo de calidad (grado ceremonial) para que el sabor sea brillante y rico.
Remojar la gelatina en agua fría, mezclar bien y dejar que se hinche durante 10-15 minutos.
Tamiza el matcha con un colador fino en un cazo de fondo grueso y, a continuación, añade el azúcar, la leche entera y la nata. Remuévelo bien y ponlo al fuego (justo por encima de medio). Hay que calentar el líquido, pero sin que llegue a hervir. En cuanto veas que se forman burbujas, apaga el fuego.
A continuación, añade la gelatina que has remojado al líquido caliente y remueve hasta que se disuelva por completo.
Vierte la mezcla resultante en los moldes a través de un colador. Si quedan burbujas en la superficie, quítalas con una cuchara. Meter los moldes en la nevera durante unas dos horas.
Al cabo de dos horas, el postre habrá cuajado y la panna cotta estará lista para comer. Puedes comerla con cuchara directamente del molde o desmoldarla. A continuación, te mostraré cómo sacar el postre con cuidado de los moldes.
Para desmoldar la panna cotta, hierve agua en una olla (asegúrate de que sea más grande que el molde), baja el fuego y sumerge suavemente el molde con el postre en el agua durante 3-5 segundos (como en el vídeo).
Una vez hecho esto, cubre el molde con un plato de servir, dale la vuelta, sacúdelo un poco y levanta el molde. El postre debería salir fácilmente al plato.
Cubre la panna cotta con un poco de té matcha y bayas frescas (las fresas y las frambuesas son estupendas, recomiendo encarecidamente añadirlas). ¡Buen provecho!
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